EL MEDICAMENTO HOMEOPÁTICO, SU ENERGÍA Y LA PROYECCIÓN DE SUS CARACTERÍSTICAS.
Los experimentos que a continuación se transcriben demuestran que las características del homeoremedio se proyectan en virtud de su energía y pueden ser la base de una explicación suficiente de que dichas características tienen efecto en su entorno y que por lo tanto puedan ser identificadas por el sistema nervioso: En la página 186 de su libro “Bases científicas de la homeopatía” El Dr. Roberto Mendiola explica cómo sucedieron una serie de experimentos realizados por el Profesor Pfeiffer, de Suiza. Pfeiffer, observando los cristales de la nieve “notó que presentaban formas variables según el sitio en el que caían. Los caídos en el aparador de un expendio de carnes eran angulares y caóticos, mientras que los caídos en el aparador de una florería eren elegantes y parecidos a los helechos que allí había en exhibición. Esto le hizo pensar que de algún modo el medio ambiente influía en los cristales de la nieve y llegó así a formular un concepto de “Fuerzas formativas” encargadas de dirigir la estructuración y las propiedades de la sustancia.
Obviamente, el hecho de que en la carnicería hay normalmente cuerpos descuartizados, sin orden, éste se refleja en los cristales de la nieve. No se trata del influjo de la carne en sí sino del hecho de que para poder aprovecharla se necesita diseccionar a los animales, “desordenarlos”. Lo digo porque puede dar lugar a malas interpretaciones. Si ponemos nieve en la mano de una belleza, una mujer de concurso, veremos los cristales más bellos del universo. O de una persona con los más bonitos pensamientos y sentimientos.
Sigue el Dr. Mendiola: “El decidirse a experimentar en este sentido, Pfeiffer principió con modelos de escarcha artificial y pudo notar que las formas que obtenía eran grandemente modificadas por la presencia de impurezas, cabe decir que sus “fuerzas formativas” eran afectadas por la presencia o marca de la fuerzas formativas de las impurezas. Después experimentó con cristales de cloruro de cobre Q. P. y pudo observar que su forma cristalina propia o normal era profundamente variada bajo las mismas condiciones del medio ambiente por la presencia de impurezas añadidas y que estas variaciones eran siempre características de la impureza agregada. Añadiendo sangre como impureza, podía diferenciar, por la forma de los cristales, la sangre humana de la de otras especies animales y también la sangre humana de personas sanas de la de sangre de enfermos y aún los cristales variaban según la clase de enfermedad.
“A la ya conocida sensibilidad de los cristales para denunciar, por sus alteraciones, la presencia de impurezas, se agregaron entonces las observaciones de Pfeiffer y no tardó en establecerse un método diagnóstico fino.
“Con esta técnica, en el Hahnemann Hospital de Filadelfia se hicieron investigaciones de diagnóstico y, según estadísticas, obtuvieron comprobaciones de cáncer en un 89%. Esto condujo a Pfeiffer a investigarla influencia de las diluciones homeopáticas sobre los cristales de Cloruro de Cobre y pudo comprobar la modificación de las formas según la dilución añadida, llegando a obtenerlas hasta en dinamizaciones 10-o sea, una 15c, es decir, más allá del Número de Avogadro* Los cambios de forma se volvían más finos a medida que la dilución era más alta (Una posible explicación se encontrará más adelante, donde explico cómo puede ser que se depure, haga fina, la información en el medicamento) pero siempre el cambio presentaba la misma estructuración (Misma información. A. A. Z. A.) para la misma sustancia, ya fuera añadida en concentración fuerte, mediana o ultramolecular. Además del cambio de forma, Pfeiffer comprobó la adopción, por los cristales modificados, de la forma de las plantas de donde procedían las diluciones empleadas” Es decir LOS CRISTALES TIENDEN A REPODUCIR, EN SU TRACERÍA, LAS FORMAS DE LOS VEGETALES CUYO EXTRACTO O DILUCIÓN SE HÁ USADO COMO IMPUREZA.
“Esto que parece extraño es una realidad que Pfeiffer afirma diciendo: “Es fácil descubrir una relación entre las formas de la cristalización y las formas básicas de las plantas mismas. Es innegable que todo extracto de planta produce una forma individual típica” (Una información propia para cada cual. Además esta experiencia nos hace ver con claridad diáfana que no bastaría energía sin una información determinada y que por lo tanto la información es lo que importa, lo determinante. A. A. Z. A) Este investigador mostró, en una conferencia, cristales que producían la forma de un pino recto sano y cristales de un pino retorcido a resultas de una enfermedad y cuyos respectivos extractos habían sido agregados como impurezas a la solución madre de Cloruro de Cobre.
“Es evidente la influencia de la impureza aún mínima, en la forma del cristal: nos muestra que aún diluciones 15c influyen y que lo hacen en forma específica, por así decirlo, confiriendo sus peculiaridades somáticas, REPRODUCIENDO O PLASMANDO SU IMAGEN EN EL CRISTAL QUE ACTÚA COMO UN FINÍSIMO CETECTOR DE UNA LEVE HERENCIA. (La influencia de la información. Y la fuerza, también. A. A. Z. A.)
“Ahora bien, esta influencia se debe ¿a qué…? Ya en la 30x, más allá del Número de Avogadro, no hay molécula que sería la menor portadora de las propiedades del todo, pero hay, dice Pfeiffer, “Fuerzas Formativas” Tales fuerzas formativas las entendemos como LA CANTIDAD Y (LA. A. A. Z. A) CLASE DE LAS CARGAS ELÉCTRICAS que son distintas para las distintas sustancias y variables al infinito”
“En la teoría atómica se señala que: la diferencia esencial entre los cuerpos simples, no es otra que la diferente estructura de sus átomos. Habitualmente los átomos de un elemento puro tienen tendencia a unirse en grupos de dos, tres o más, antes que permanecer aislados; dicha tendencia proviene de que, aunque el átomo es eléctricamente neutro en condiciones normales, puesto que en su seno tiene tantas cargas eléctricamente positivas como negativas, lleva sin embargo, en su envoltura más externa, la posibilidad de unirse a otros átomos o de ser repetido, según sea su órbita exterior completa o incompleta y según sea su carga residual negativa que le hace posible unirse a otros átomos de la misma especie o de especies distinta, para formar las moléculas. Gran parte de las cargas eléctricas internas que se exteriorizan y le permiten al átomo formar moléculas, son utilizadas en el momento de la agrupación, pero algunas quedan, sin embargo, insatisfechas, constituyendo nuevos “campos residuales” suficientes para que estas moléculas se unan a otras y formen los agregados moleculares que determinarán la forma y propiedades de la nueva sustancia. Se ve pues cómo, en último análisis, esas “Fuerzas Formativas” no son otra cosa que la cantidad y clase de las cargas, actuando de acuerdo con la ordenación del átomo de que forman parte”
El Dr. Mendiola habla posteriormente de experimentos del Sr. Langmuir: “En la General Electric, este investigador, de modo análogo a Pfeiffer, observó cristalizaciones de Ácido Esteárico en presencia de mínimas impurezas. Después de un corto tiempo retiraba el ácido y lo cristalizaba. De este modo pudo comprobar QUE CADA CLASE DE IMPUREZAS MODIFICA EN FORMA CARACTERÍSTICA LOS CRISTLES NORMALES DEL ÁCIDO.
“Tal procedimiento fue entonces empleado como método analítico para determinar o “diagnosticar” las impurezas presentes en el agua; y su sensibilidad es tanta como para descubrir una parte de aluminio en 500 millones de partes de agua. Pfeiffer fue más fino, ya que logró sensibilidades hasta para la 15c y la proporción de Langmuir de 1/500x es apenas, aproximadamente, un 4c. Sin embargo, es ya una proporción homeopática y el método no deja de tener finura, pues bastaba el corto tiempo de contacto del ácido con el agua que contenía la impureza para que la huella de ésta afectara la cristalización normal de aquel. (Importante hacer notar que se mencionaba desde entonces que quedaba una huella, información. A. A. Z. A.)
“EXPERIENCIAS DEL DR. R. MENDIOLA QUEZADA.
“El autor del presente libro, grandemente interesado por los resultados de Pfeiffer y de Langmuir emprendió el inicio de una investigación cristalográfica en el Laboratorio de Fisiología de la Escuela Nacional de Medicina Homeopática de México, en 1958.
“Utilizó para ella sulfato de cobre, como solución madre a la que, en diversos cristalizadores, fue agregando, como impurezas, dinamizaciones 3c, 4c y 6c de Chamomilla y Chellidonium y las correspondientes tinturas en el principio; y asimismo dinamizaciones de 6c y 30c de Lycopodium Clavatum.
“Los resultados resumidos fueron los siguientes:
1. Obtención de los cristales normales de Sulfato de Cobre, en forma de prismas octaédricos oblicuos, azules, alineados o en grupos cuadrangulares, con ejemplares hasta 2.5 cms. de longitud.
2. a) Agregación, con el gotero especial del Laboratorio de Francia, previamente lavado y esterilizado, de una gota (aproximadamente 5cgr.) de la tintura de Chamomilla:
Los prismas de los cristales se adelgazaron y se hicieron más cortos y en lugar de alinearse o agruparse, se dispusieron en forma semi radical, como en abanico y en varios pequeños núcleos, con una leve reminiscencia de la disposición o tracería de las hojas filiformes de la manzanilla.
b). Agregación de una gota de 3c: Se obtuvo la misma forma y disposición de los cristales, solo que más pequeños y en menor número de núcleos.
c). Agregación de una gota de 4c: no hubo cambio apreciable, los cristales fueron iguales a los obtenidos con la 3c
d) Agregación de una gota de la 6c: los cristales se hicieron muy finos y pequeños, necesitándose una lupa para apreciarlos bien, y conservando la disposición original, (Semi Radial)
3. a) Agregación de una gota de tintura de Chellidonium: Los cristales normales de Sulfato de Cobre, se adelgarazon (sic) como aplanándose, conservando la forma prismática oblicua, pero como en laminillas y en grupos de tres o cuatro.
b) Agregación de una gota de la3c: Se hicieron aún más laminares pero se definió su agrupación en forma de trébol, dando ya una disposición muy parecida a las hojas maduras de la planta Chellidonium, pero con el borde parejo o continuo y no sinuoso como en la planta. (Algo “se pierde”, aunque realmente se transforma. A. A. Z. A.)
c). Agregación de una gota de la 6c: aparecieron los cristales tan delgados, tan aplanados, que se hicieron quebradizos al menor movimiento.
d). Agregación de una gota de la 6c: Reapareció la forma normal de los cristales de sulfato de cobre, solo que pequeños, ¡como si esta atenuación a la billonésima afectara a la intensidad de la fuerza formadora, mas no al arreglo estructural! (O sea, que la energía se debilita pero la información no, aunque se transforma de alguna manera, refinándose. A. A. Z. A.)
4. a). No teníamos, y por lo tanto no empleamos, la tintura de Lycopodium: la más baja era la 6c y agregamos una gota de ella: no permitió la cristalización. (Esto lo repetimos cuatro veces, con el mismo resultado) Esto me desconcertó y por lo pronto, como explicación provisional, pensé que la billonésima de Lycopodium poseía una energía tan especial, que no solo modificaba los cristales de Sulfato de Cobre sino que le hacía perder a éste su propiedad cristalizadora, como si más que una “fuerza formadora” se tratara de una “fuerza destructora” Y aún ahora (1978) me pregunto: “¿Estos resultados no podrán interpretarse como una de tantas manifestaciones de los energéticos efectos bioquímicos y terapéuticos que la clínica reconoce al Lycopodium?
b). Agregación de una gota de la 12c: se produjo una fina cristalización en pequeños cristales diseminados, conservando la forma normal para el Sulfato de Cobre.
c). Agregación de una gota de la 30c: Los prismas, más pequeños, se agruparon en una tracería alargada, tortuosa y de apariencia velluda, como una reminiscencia elemental del tallo rastrero que es el musgo Lycopodium.
“Desde luego, al hacer estas experiencias carecíamos de las cabinas que usaba Pfeiffer y que emplean sus seguidores en Francia, para las investigaciones cristalográficas diagnósticas y que son herméticos recintos con presión, temperatura y humedad constantes y a prueba de cualquier vibración externa, inclusive las últimas construidas con forro de plomo y ventanas de vidrio de plomo para evitar radiaciones.
“Naturalmente en ellas los resultados tienen que ser aún más demostrativos” Toda esta serie de experiencias puede ser considerada como prueba suficiente de que en el vehículo y el solvente quedan grabadas las características del elemento medicinal, el soluto.
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