B) El homeópata requiere conocer dicho diagnóstico, pero además y fundamentalmente necesita indagar en profundidad a fin de conocer la personalidad del enfermo con lo cual llega al diagnóstico de cuál es el medicamento curativo que proporcionará en su primera prescripción, a veces la única. No utiliza la camilla ni cumple el examen clínico que correspondería, no obstante contar con dicho diagnóstico. C) El similterapeuta necesita el diagnóstico alopático a fin de conocer el estado actual del paciente, que puedecomplementar con la determinación de los 14 pulsos chinos habituales. Utiliza necesariamente la camilla y conoce las zonas, tejidos, órganos y funciones alteradas a lo que como homeópata que es agrega los síntomas mentales tan decisivos. Si tiene la fortuna de hallarse frente a un “cuadro de libro” prescribirá un solo medicamento a la manera homeopática. Caso contrario –el más común- trasladará esta tarea al organismo enfermo (autosimillimumterapia) y prescribirá una fórmula combinando los más probables (similares). Si tiene el acierto de realizar una buena combinación, incluirá seguramente el simillimum.
En resumen, tomando por base el padecimiento –que es el motivo por el cual concurre el paciente- detectará la esfera adecuada; y descubriendo los síntomas mentales de la homeopatía, modificará el criterio anterior o combinará ambos y elaborará la fórmula. 6.- Lamentablemente –no tanto por suerte- las circunstancias de que las atenuaciones homeopáticas tienen afinidades mencionadas, ha llevado a ciertos operadores de farmacias homeopáticas y/o profesionales médicos a crear fórmulas fijas que actúan bastante específicamente sobre los padecimientos en general, circunstancia que permite prescribir los medicamentos a la manera alopática conociendo o no al paciente. El inconveniente estriba en que, sin conocer al doliente la terapéutica, basada solo en sus dichos u opiniones, puede resultar errónea, puede llegar tarde para subsanar sus males ya más avanzados. 7.- Otro inconveniente radica en que estas fórmulas preestablecidas suelen ser indicadas por médicos que no conocen la homeopatía, cometiendo el error de no utilizar la camilla para efectuar al menos el examen clínico –que ya no consideran necesario- sino que tampoco pueden, por ignorar, explorar los síntomas mentales que son de tanta utilidad y realmente imprescindibles en la mayoría de los casos. 8.- Los signos iridiológicos han sido equiparados a una gran cantidad de médicamente homeopáticos, lo que facilita, a los que han estudiado este método diagnóstico, la prescripción de medicamentos complejos, también con sentido alopático, porque solo se guían por la sintomatología que presenta el iris y sus anexos oculares: esclerótica, reflejos, etc. Y la lectura correcta del iris no es tan fácil. 9.- La similterapia magistral, ejecutada por médicos homeópatas es un método excelente que no produce supresiones. Y si profundizamos la idea, me atrevería a insinuar que es la verdadera homeopatía: la Homeopatía Natural no efectuada por terceros, sino por el organismo en sí, y solo ayudada por ajenos. En animales (especialmente los superiores) el instinto les hace buscar el medio que más se adecua: yuyos, posiciones, agua fría, sal, etc., lo cual tiene mucho que ver con la similitud. De esto surge que la similterapia magistral ha de ser aplicada sólo por médicos homeópatas que ejerzan o no la homeopatía académica pura (Hahnemanniana) 10.- El complejismo, en manos de cualquiera, es una terapia burda que muchas veces equivoca el camino. 11.- La similterapia magistral y por ende el complejismo homeopático, requieren la administración sostenida de las prescripciones, en tomas repetidas en diversos lapsos. 12.- La similterapia magistral no necesita prescribir placebos, contrariamente al unicismo, que a menudo los necesita.