No existe ninguna duda de que las patogenesias experimentales en individuos sanos constituyen la guía inevitable en todo tratamiento homeopático. Pero existe una Materia Médica Clínica avalada por muchos años de práctica y de casuística que revela que en determinadas afecciones o lesiones orgánicas existen remedios que han mostrado gran eficacia. Conviene tener presente este hecho pues en el fondo está poniendo en evidencia la farmacodinamia y el tropismo de los medicamentos. Así, ante un enfermo que presenta una totalidad sintomática característica que nos hace dudar entre dos remedios, es conveniente elegir aquél que en la clínica ha demostrado tener acción en la afección que estamos tratando.
El Doctor León Vannier en su libro “Compendio de Terapéutica Homeopática” nos dice: “La Medicina Homeopática está formada por tres elementos fundamentales que deben conocerse e interpretarse debidamente: Una doctrina que tiene como punto de partida la Escuela Hipocrática, conocida y respetada por todas las teorías y sistemas médicos. Una clínica cuyos métodos particulares de investigación y observación nos permiten conocer no tan sólo la enfermedad presente, sino que nos capacita para interpretar debidamente las causas verdaderas de ella y llegar a su conocimiento exacto. Una terapéutica, cuya aplicación es clara y precisa porque sus indicaciones son invariablemente determinadas, siempre que se sigan sus principios fundamentales que se ajustan a las leyes de la naturaleza. Todo remedio homeopático debe ser individualizado, es decir, adaptado al individuo enfermo que reclama nuestra atención médica. En homeopatía no existen remedios panaceas, es decir, curalotodo. Dos pacientes con la misma enfermedad pueden necesitar cada uno de ellos un remedio diferente. La individualización y selección del remedio aplicado a cada caso en particular, no presenta grandes dificultades, porque el enfermo los lleva en si mismo exactamente revelados por sus síntomas. Estas manifestaciones sintomáticas y características debe buscarlas el médico y las encontrará en la forma de trastornos psíquicos, sensoriales, funcionales y lesionales que presenta el individuo enfermo. Cada enfermo ofrece a la observación del médico una verdadera morfología sintomática que es personal y en la cual la expresión psíquica, sensorial, funcional y lesional tiene un doble efecto:
La morfología sintomática permite abordar firmemente el diagnóstico clínico y no solamente reconoce la enfermedad en causa, sino que también fija la real y verdadera etiología.
Permite instituir la terapéutica homeopática conforme a la enfermedad o síndrome presente, terapéutica que es exactamente adaptable al sujeto, pues son sus propias reacciones las que guiarán nuestra selección del remedio. Tomadas de la Materia Médica serán exactamente semejantes o análogas a los síntomas observados en el enfermo”.
La experiencia médica ha demostrado la acción específica de determinados remedios sobre diferentes patologías. Por ejemplo:
Abscesos - Belladona, Hepar sulphur, Silicia.
Acné - Kali bromatun, Antimonium crudun, Sulphur, Sulphur iodatum.
De esta manera podemos seguir enumerando una gran cantidad de remedios cuya experiencia clínica ha mostrado su efectividad. Vuelvo a repetir, en una primera consulta, donde las necesidades del paciente deben ser prontamente satisfechas, no recurramos únicamente a la repertorización del medicamento a prescribir, utilicemos los otros criterios de similitud. No tengamos miedo, seguimos haciendo homeopatía pero de una manera más dinámica y menos ortodoxa.