Y es esta Información –alojada, en su inicio, en la estructura energético-molecular, pero que es puramente energética al momento de su transferencia-, la que se transfiere desde el soluto al agua, quedando almacenada en la estructura molecular de los polímeros acuosos.
Debemos precisar eso sí que la estructura molecular de los polímeros de agua no son de ninguna manera una copia de la disposición molecular de la estructura física original. Es decir, en ningún caso el polímero acuoso copia a la estructura molecular original sino que únicamente encierra a la Información (potencialmente biológica) en el espacio interno de su propia estructura. Pues sólo se trata de un cambio físico del agua y, obviamente, no de un cambio químico.
Cada una de las “estructuras energéticas” específicas (correspondientes a los más diversos tipos de estructuras físicas moleculares) se confina en la estructura acuosa hecha de polímeros utilizando digitalmente el lenguaje binario del agua constituido por sus numerosos “puentes de Hidrógeno”  –“hidrogeniones”, (H+), por un lado, y “grupos hidroxilos”, (OH¯), por el otro-. En pocas palabras: el agua almacena digitalmente a la Información, pero no la reproduce estructuralmente.
Debe quedar muy claro que el polímero de agua no es la Información –error que comete la teoría de la “memoria del agua”-, la Información es la “estructura energética” específica encerrada en el polímero de agua.
Por su parte, la estructura biológica apropiada “reconoce” a esta “estructura energética” específica cada vez que se trata efectivamente de una Información biológica para ella. Si se nos permite usar un símil, la estructura biológica “reconoce” en esta “estructura energética” específica el rasgo característico de la estructura física molecular correspondiente así como el lector de códigos “reconoce” el artículo del Supermercado mediante el código de barras que le pertenece.
Lo notable es que la estructura biológica “reconoce” a esta “estructura energética” específica de la misma manera tanto si forma parte de la estructura molecular original como si está confinada en los polímeros del agua en la cual el soluto se ha disuelto. Es así porque la Información biológica propiamente tal es esta “estructura energética” específica –que al ser físicamente una energía no-degradable persiste sin degradarse [3]-, ya sea que esté formando parte de la estructura molecular original o ya sea que esté confinada en los polímeros de agua.
Estamos en condiciones ya de responder la pregunta que hacíamos antes: ¿qué sustentación física puede tener la Información biológica del soluto en la “dilución homeopática” que supera el Número de Avogadro, o sea, cuando toda molécula de soluto ha desaparecido?
La respuesta es que el agua, al recoger dicha Información (potencialmente biológica) en sus polímeros acuosos, le proporciona su nueva base de sustentación física. Y que el agua le sirva de nuevo sustento es posible porque la Información biológica, como ya lo hemos dicho, pero lo repetimos, es más que una determinada organización estructural molecular, es una “estructura energética” específica de cada soluto con la propiedad de ser transferible desde éste a la estructura molecular del agua.

EL GENOMA ES UN SISTEMA CERRADO LEJOS DEL EQUILIBRIO.

Suele afirmarse que el organismo es un sistema abierto –vale decir, que intercambia tanto materia como energía con su entorno-, pero en estricto rigor es ésta una aseveración falsa. Ante todo porque para sostener tal cosa se está, equivocadamente, considerando como sistema la mera presencia corporal del organismo. En otras palabras, la delimitación del sistema orgánico estaría dada por la superficie cutánea (y en cierto modo también por la superficie de la mucosa digestiva), pero tal supuesto omite la existencia física de la Información biológica interna propia del organismo, que constituye de por sí un sistema.
Precisemos un punto fundamental: El centro funcional de la célula es el citoplasma, no el núcleo. Este último constituye el espacio interno de la célula, en contraste con el espacio externo, el cual es la matrix (matriz extracelular y sistema sanguíneo capilar). Ahora bien, el organismo es un sistema integral constituido por dos sub-sistemas, uno dentro del otro:
(a) El conjunto de los genomas celulares, pero siendo funcionalmente un solo sub-sistema, encerrado por los respectivos citoplasmas; y (b) la matrix como el sub-sistema que, éste sí, se relaciona con el entorno del organismo como un sistema abierto (o, más bien, semi-abierto).
Por su parte, el genoma –visto como un ente único que se expresa parcialmente a través de cada núcleo de cada célula y al cual proponemos llamar “Hipergenoma”- constituye un sistema cerrado lejos del equilibrio porque está separado por la membrana nuclear y el propio citoplasma del exterior del organismo y, por tanto, constituye un sistema cerrado. Es decir, no hay intercambio de moléculas entre el genoma y el exterior del organismo. En cambio, sí hay intercambio molecular entre el núcleo y el citoplasma celular, a través de la membrana nuclear.

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