Conferencia Homeopatica 2008

 

 

LA INFORMACIÓN BIOLÓGICA Y LA HOMEOPATÍA
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Autor: Dr. Gabriel Hernán Gebauer - Médico Homeópata -
Chile

 

 

Aunque en la realidad del proceso no hay divisiones salvo como una abstracción didácticamente útil, no es posible confundir el aspecto cualitativo (su compleja organización en el tiempo) de la respuesta con el aspecto cuantitativo (intensidad del estímulo capaz meramente de desencadenar una respuesta). Si bien es cierto que la Información biológica no puede ser disociada del estímulo biológico, es ella y sólo ella la que proporciona la cualidad (o especificidad) a su acción organizada. Aunque la simple interacción entre un emisor y un receptor de la Información biológica, pueda ser considerada un estímulo; esa interacción, amén de ser mera interacción, o sea, de ser mero estímulo, es principalmente un medio a través del cual se expresa la Información biológica.

VEAMOS AHORA OTRO EJEMPLO DE INFORMACIÓN BIOLÓGICA.

Se entiende por epítopo la parte de una macromolécula que es reconocida por un sistema inmunitario. Un epítopo es un rasgo característico presente en la estructura molecular del antígeno ante el cual una estructura biológica como es el sistema inmunitario responde organizadamente con un anticuerpo (o una célula B o una célula T), el cual se une específicamente a él mediante su paratopo (la parte del anticuerpo que reconoce al epítopo). Es pues la clave de la respuesta inmunitaria específica.
La Información biológica está constituida tanto por el epítopo  –el rasgo característico de la macromolécula antigénica-, como por la capacidad funcional del sistema inmunitario (Información biológica interna) de interactuar específicamente con él. Si el sistema inmunitario careciera de la Información biológica apropiada, no podría “reconocer” al epítopo como una Información biológica inadecuada para el organismo.
Veamos el caso particular de los grupos sanguíneos A, B, 0.
El sistema inmunitario de un individuo de grupo A, por ejemplo, reacciona al antígeno de grupo B, pero no al de su propio grupo, pues se trata de una respuesta condicionada genéticamente; vale decir, de una Información genética asentada en el genoma.
La razón de dicha respuesta está basada en el hecho que el individuo de grupo A posee anticuerpos anti-B, es decir, posee la Información biológica del antígeno B como siendo impropio desde el punto de vista de su genoma; luego, lo “reconoce” como impropio, pero acepta al mismo tiempo al antígeno A como propio, lo que implica que no responde a él (o sea, no constituye una Información biológica para su sistema inmunitario en este último caso).
De la misma forma con los demás grupos, y en cada situación según su propia y particular especificidad, se produce una respuesta condicionada por la Información biológica tanto interna como externa. De esa manera cada respuesta puede ser prevista si se conoce la Información biológica que sea el caso.
Por tanto, es tan forzosa la presencia de la Información biológica del antígeno (Información biológica externa) como la presencia de la Información biológica interna apropiada de parte del organismo (del sistema inmunitario) para que exista una transferencia de Información biológica desde la primera estructura a la segunda (es decir, para que exista una reacción inmunitaria).
Luego, como podemos ver, la reacción inmunitaria es, básicamente, una transferencia de Información biológica desde el emisor (el rasgo característico de la macromolécula antigénica) hasta el receptor (el sistema inmunitario) y ante la cual éste debe responder de forma organizada (lo cual no implica necesariamente que sea adecuada).

VEAMOS UN ÚLTIMO EJEMPLO DE INFORMACIÓN BIOLÓGICA.

Todas las complejas y numerosas reacciones bioquímicas que tienen lugar en nuestro organismo son reguladas por enzimas, a través de la capacidad catalizadora específica que ellas poseen. Esto quiere decir que aceleran las reacciones químicas sin ser consumidas en el proceso.
En presencia de enzimas, una reacción química en el seno de nuestros tejidos requiere de una energía de activación mucho menor que en su ausencia y de esa manera se incrementan de una forma decisiva las probabilidades de que se realice. Sin enzimas, la mayor parte de las reacciones intracelulares serían irrealizables.
La explicación es la siguiente: en el medio acuoso celular, las diversas moléculas presentes en él son lo bastante estables como para que el evento de reaccionar y formar productos sea más bien un hecho ocasional. Se le denomina “energía de activación” a esta especie de barrera energética a la reacción de las moléculas, o sea, a esta energía necesaria para hacer que se produzca la reacción.  

 

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