TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA:
EL ROL DEL MEDICO HOMEOPATA
INTRODUCCION
La llegada de un paciente en el cual se puede detectar un trastorno de la conducta alimentaria en la actualidad es frecuente en cualquier consultorio clínico, tanto o más en el consultorio del médico homeópata, tantas veces requerido gracias a la labor de los “falsos homeópatas”, que utilizan las llamadas fórmulas magistrales para tratar sobre todo la obesidad, anunciándose como homeópatas. De esa forma llegan a nuestra consulta muchos pacientes desorientados, que no conocen si quiera de qué se trata la Homeopatía, buscando una solución rápida a un problema muy complejo y de difícil tratamiento. No obstante, el encuentro con el paciente resulta una excelente oportunidad para observar y diagnosticar estos trastornos, que muchas veces resultan entidades potencialmente letales sin un correcto tratamiento.
El propósito de este trabajo es analizar los principales trastornos de la conducta alimentaria, la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, sus principales características clínicas y psicológicas, y el rol que el médico homeópata puede desempeñar, en función de los síntomas repertoriales, así como los medicamentos que surgen de los síntomas referidos.
DESARROLLO
La anorexia nerviosa (AN), del griego “falta de apetito” y la bulimia nerviosa (BN), del griego “hambre de buey o comer como buey”, son enfermedades riesgosas caracterizadas por una actitud llamativamente distorsionada hacia la comida y el peso corporal. Comienzan por lo general en la adolescencia y se acompañan de considerable morbilidad y una mortalidad digna de tenerse en cuenta.
La idea de estas enfermedades como trastornos relativamente recientes es discutible, por lo menos en lo relacionado con la anorexia nerviosa. Esta fue descrita por Gull en Londres en 1874 y por Lasegue en París en 1873.
Pueden considerarse cuadros equivalentes las numerosas observaciones en muchas místicas, que pasaron largos períodos sin comer, algunas hasta la muerte. El rasgo saliente aquí no era la búsqueda de la delgadez sino del ascetismo, pero sin duda exhibían caracteres que hoy se encuentran en las anoréxicas. Más atrás, en 1640, un médico inglés, Richard Morton, describiendo formas de inanición, hace una referencia a la “consunción nerviosa”, de un modo semejante a la actual anorexia, y adjudica la enfermedad a “violentas pasiones de la mente”.
En el siglo XVIII aparece la llamada “enfermedad de las vírgenes”, que renunciaban tanto al contacto sexual como a la comida.
En la segunda mitad del siglo XIX muchas jóvenes mujeres adelgazadas, pálidas, melancólicas, que rechazaban las comidas pero no estaban desnutridas y que tenían oportunos desmayos en circunstancias sociales eran diagnosticadas de “clorosis”, una enfermedad frecuente que desapareció alrededor de 1920.
Paralelamente fue creciendo el diagnóstico de anorexia nerviosa. Podría pensarse así que la anorexia es, quizás, un rostro moderno- hoy vinculado con el ideal de delgadez- de una enfermedad histórica en mujeres jóvenes.
Lo que hoy describimos como bulimia nerviosa es, sin duda, una entidad actual, vinculada con la restricción alimentaria y con las presiones socioculturales que han generado esta modalidad particular y diferenciada de la anorexia. De hecho, su patente
Continúa >>
|